Prueba de conducción: Jaguar F-Type P300

Hace un día precioso, ¡vamos a despegar! Y descubrimos lo que el restyling del Jaguar F-Type ha aportado a este hermoso coche. Aquí está la prueba de la versión descapotable P300. ¿Quieres comprar un coche de ocasión al mejor precio? te recomendamos el concesionario de coches segunda mano Madrid Crestanevada.

Es así: hay algunos coches que ponen de acuerdo a todo el mundo. ¿Es una cuestión de proporciones, color, forma, un poco de todo? Seguramente, pero al final no es muy importante. Lo importante es el veredicto unánime: el Jaguar F-Type es precioso. Ya era precioso cuando salió hace siete años, y el repintado no ha estropeado nada. He leído y oído muchas veces que la fase 2 era mucho peor que la 1, pero siento discrepar; para mí, este restyling ha hecho al F-Type más moderno, más elegante… todo ello sin arañar la deportividad del coche. ¡Qué carisma!

¿Qué ha cambiado? Pues bien, el frontal ha cambiado bastante: donde antes los faros verticales morían en las generosas tomas de aire, ahora sólo hay unos finos faros casi horizontales y unas branquias más discretas… pero totalmente falsas. Eso es lo que más me molesta de este restyling: demasiado falso para mi gusto. No me gustan las parrillas falsas: creo que es una solución fácil a nivel de CP. No me gusta. Tampoco me gustan las falsas salidas de aire del capó. Pero no deje que este pequeño comentario le desvíe de mi juicio completo y definitivo sobre el Jag’: sigue siendo una presencia absolutamente increíble. Y verlo en movimiento lo hace aún más magnético. Con mucho amor.

El dinero… 78 460 €. Ese es el precio de «mi» Jaguar F-Type P300 descapotable con relativamente pocas opciones: llantas (¡preciosas!) de 19″, los preceptivos asientos calefactados, escape deportivo, arranque manos libres y algunas chucherías más. ¿No quieres ninguna de estas funciones? Puedes irte en un F-Type coupé por 64.490 euros o en un taxi por 71.550 euros… sin malus, obviamente. Por este motor, que emite 184 g de CO2 por kilómetro, tendrás que sumar 5.404 euros (a través del nuevo baremo indexado WLTP). En cuanto al consumo de combustible, devolví el «Jaguar» con un ordenador de a bordo que indicaba unos agradables 10,0 l/100 km.

¿Qué ofrece la competencia? Aquí es donde la cosa se complica. Me cuesta encontrar coches que puedan competir en la misma categoría que el F-Type P300. Podría nombrar el Audi TTS Roadster y su motor de 4 cilindros de 300 CV (66.560 euros + 6.375 euros deducidos del precio) o el Porsche 718 Boxster y su Flat 4 de 300 CV (59.209 euros + 14.881 euros deducidos del precio); es más difícil encontrar un BMW Z4 que no tenga un propulsor de 300 CV. Será el 30i con 254 CV (55.050 euros + 1.629 euros de penalización) o el desagradable M40i con 340 CV (67.999 euros + 4.818 euros de penalización). Y aparte de eso…

El puesto de pilotaje (muy, muy ligeramente revisado: nuevos contadores digitales y una pantalla central actualizada) aparece a la vista. Es lógico, pero sigue siendo agradable escribir sobre ello: la posición de conducción no ha cambiado, sigue siendo igual de agradable y fácilmente ajustable, incluso si eres muy alto, lo que está lejos de ser la norma en esta categoría de coches. El pequeño botón «Start» de la consola central está disponible. Y ahora toca hablar del aspecto técnico: el F-Type P300 es el modelo de acceso, con un motor de cuatro cilindros con doble turbocompresor que rinde 300 CV y 400 Nm. Hubo un tiempo en que Jaguar ofrecía un V6 divino (que probé hace tiempo), pero la oferta se ha polarizado con el restyling: ya no hay V6, sino un V8 con dos potencias: 450 CV para el P450 y 575 CV para el P575, como podéis imaginar.

Contacto, entonces. El cuatro cilindros resopla: olvidamos la rabia del V6 para dejar sitio a algo menos carismático, ciertamente, pero no exento de carácter. Entender a qué te enfrentas sin despertar a todo el vecindario. Los primeros kilómetros transcurren como un reloj: la dirección es suave, los pedales están bien calibrados y la transmisión automática de ocho velocidades es impecable. ¡Incluso la suspensión se las arregla para cuidar de nuestros culitos! No es un pullman, que quede claro, pero la síntesis es una agradable sorpresa.

Ah, se me olvidaba un detalle: ni que decir tiene que abrí la puerta. ¡Es un descapotable, por el amor de Dios! Diez segundos de espera y el cielo se abre ante ti, hacia el Vexin. La autopista no plantea ningún problema… salvo por un detalle: la pantalla central se vuelve absolutamente ilegible una vez fuera del coche, incluso con las luces encendidas. Pero no importa, la salida está ahí. Zou, modo dinámico activado, es hora de divertirse. Así que, en línea recta, hay que decir: no es una locura. Las prestaciones están ahí, con un 0 a 100 km/h de 5,7 segundos, pero al motor le falta mucho carácter: toma las curvas como un gran coche, pero de forma lineal. No es bueno. El escape, en cambio, es mucho más voluble, con una banda sonora bastante agradable.

Un motor de cuatro cilindros está lejos de tener la nobleza o la rabia de un V8, pero aporta un argumento de peso: su peso. Con cuatro cilindros menos, juega en la báscula: el F-Type P300 es 120 kg más ligero que el P450, pero aún así tiene que cargar con 1.540 kg. Como el Jaguar tiene el motor en la parte delantera, estos 120 kg liberan la parte delantera del coche… Y eso se traduce en un dinamismo mucho más atractivo.

¡Y dinamismo es! Al Jaguar no le asustan las curvas, sino todo lo contrario. Como ya se ha dicho, pones el coche en modo Dynamic, cambias la caja de cambios a manual y listo. Cuando te acercas a una curva, reduces de marcha con las levas, lanzas el tren delantero del F-Type a la cuerda gracias a una dirección bien calibrada, el coche reacciona bien, aceleras a la salida de la curva, subes de marcha, adiós gracias.

Pero enseguida te das cuenta de que el paso por curva no forma parte del ADN del F-TYPE P300; no, es más bien un turismo, como demostró la tarde que pasé con Ana, que ese día tenía un MX-5 de prueba, por pura casualidad de calendario. No tuve que recorrer más de 500 metros con el Mazda, pero una cosa me quedó clara: cómo estos dos coches son completamente opuestos entre sí. Así que sí, tenemos dos descapotables biplaza con un maletero diminuto detrás y un cuatro cilindros delante… pero ahí se acaba todo. Mientras que el MX-5, ese coche loco, sólo querrá saltar de curva en curva con un gouaille incomparable, el Jaguar nos hace entrar en un universo más tranquilo, más sabio, más suave. Y es en el largo recorrido donde el F-Type es más deseable: creo que aprecié más el Jaguar en un paseo por los campos de este principio de verano que en las curvas del valle de Chevreuse. El viento sopla en nuestro pelo, el sol dora nuestra piel, la carretera pasa tranquila, el motor ronronea apaciblemente. Estás en un Jaguar F-Type P300 descapotable.